Desde el punto de vista médico, el término mala praxis indica una mala gestión – por acción u omisión – en la prescripción de medicación o en la manipulación del cuerpo del paciente.
La mala praxis médica puede ser consecuencia de:
- Infecciones intrahospitalarias;
- Intervenciones quirúrgicas;
- Errores de diagnóstico;
- Errores en el control de embarazos, partos y cesáreas;
- Prácticas anestésicas;
- Daños odontológicos;
- Deficiente atención en guardias médicas;
- Oblitos quirúrgicos: cuerpo extraño olvidado en el interior de un paciente durante una intervención quirúrgica;
- Entre otras malas gestiones.
Si el paciente sufre alguna de estas situaciones tiene el derecho de reclamar judicialmente, mediante una acción por daños, a los profesionales y/o instituciones de salud que correspondan (obras sociales, empresas de medicina prepaga, hospitales públicos, sanatorios privados, médicos, enfermeros, dentistas y/o auxiliares del sistema de salud).